Dragon Quest XI es considerado por muchos, no solo el mejor JRPG del 2018, si no también el mejor videojuego del pasado año, por lo que teniendo en cuenta esto y su apartado artístico, se hace prácticamente obligatorio jugarlo. He tenido la oportunidad de empezarlo con un familiar, y la intención es completar juntos su historia (como hemos hecho otras tantas veces), pero ya que tardaremos en acabarlo como sucede con Zelda: Breath of the Wild, creo que puedo contaros al menos las primeras impresiones que me han reportado las dos primeras horas y media, que vienen a ser la presentación/introducción del título (sí, es una intro bastante larga). Lo primero que me llama la atención, es el ya nombrado apartado artístico, obra del ya conocido Akira Toriyama (Dragon ball, Blue Dragon, etc...), con un entorno y unos personajes que se salen un poco de lo que estamos acostumbrados a ver en los videojuegos. También me ha sorprendido la gran variedad de personajes con los que pude cruzarme en a penas dos horas, entre enemigos y aquellos inofensivos o con los que podemos interactuar para llevar a cabo misiones principales o secundarias. El manejo se siente muy bien a los mandos, aunque para mi gusto, ese manejo se vuelve un poco tosco cuando vamos a caballo. Tampoco me ha gustado el hecho de que no tengamos total libertad con un mapa abierto. En este caso, podría compararse (respetando las grandes diferencias) con el último God of War, puesto que contamos con algunas rutas alternativas para acceder a otras zonas que vamos desbloqueando, pero que igualmente nos limitan mucho la exploración. Tengo entendido que el gran fuerte del juego, además del sobresaliente sistema de combate por turnos, es su historia, por lo que tendré que esperar con paciencia hasta que avance lo suficiente en la trama.
En los menús, tengo que reconocer que soy algo torpe a la hora de moverme por el inventario y demás, a parte de que estoy acostumbrado a otro tipo de controles, pero al abrir el mapa, no he conseguido encontrar la manera de marcar puntos concretos a los que dirigirme. No sé al cien por cien si esto es un error mío de novato en este tipo de videojuegos, o si realmente no se puede, aunque también hay que decir a su favor que, a medida que obtenemos nuevos hallazgos, estos pueden resaltarse de forma individual en el mapa. Y para ir acabando, los diálogos están muy bien resueltos, con el texto escrito y en los que el personaje principal se dedica a hablar con "gestos". Esto, nuevamente, es muy Zelda: BOTW, con la diferencia de que el resto de los personajes (sobre todo los principales) hablan también con sus voces en inglés, una pena que no incluyan el castellano.
Estas son mis primeras impresiones sobre Dragon Quest XI, un título que luce super bonito en Switch, y que a pesar de no ser mi estilo, ha logrado mantenerme a los mandos gracias a su apartado artístico y sus combates por turnos.