Assassins Creed Origins

La saga Assassins lleva ya un buen puñado de años metiéndonos de lleno en el universo de los asesinos, Abastergo y sus templarios. No fue hasta el lanzamiento de Assassins Creed Brotherhood, cuando empecé a jugar a estos títulos, haciéndolo por orden cronológico claro está. Desde entonces, hasta el día de hoy, he jugado a todos y cada uno de estos juegos de Ubisoft, a falta de AC Syndicate que, después de la decepción que supuso Unity, nunca llegó a convencerme lo más mínimo para jugar a esta nueva aventura que proponía Ubisoft.

Afortunadamente, la gente que se encargó de dar vida a AC Black Flag, un juego que cambió de forma notable el concepto de la saga, estaban trabajando en un proyecto que muchos fans demandaban desde hacía ya bastante tiempo, y que en mi caso, tampoco veía con malos ojos. AC Origins sería el próximo título que anunciaría la compañía gala, y que cumpliría con esos deseos de adentrarnos en un país de Egipto dominado por los templarios. Por si los ya tradicionales templarios, las tumbas, y los personajes históricos que harían acto de presencia fuese poco, se desvelaría aquí el origen (como el propio título indica) de los asesinos.

BAYEK Y SU HISTORIA

Antes de que sigáis leyendo, quiero advertir que comentaré algunos spoilers a lo largo del artículo, unos más importantes que otros, pero spoilers al fin y al cabo. Por lo que si aún no habéis jugado y os queréis garantizar una experiencia completa de principio a fin, dejad de leer aquí.

Bayek es el personaje principal elegido para adentrarnos en esta aventura por el antiguo Egipto. Un personaje que, sin llegar a ser tan carismático como lo fue en su día Ezio Auditore, sí que mejora bastante con respecto a las anteriores entregas. El desarrollo de su historia, que no la historia en sí, es a mi parecer, el punto más débil del juego. Todo comienza con la muerte de Khemu, el hijo de Bayek, a manos de los hombres enviados por los templarios en Siwa, pueblo natal de nuestro protagonista. La muerte de un hijo es siempre un buen motivo para acabar con los malos, ya sea en las películas o en los videojuegos, y aquí se utiliza para iniciar una guerra personal, en la que Bayek no es consciente de los enemigos que le aguardan por el camino. Quisiera comentar que, teniendo en cuenta la generación en la que estamos, y las posibilidades con las que cuenta este Assassins Creed, creo que este momento de impacto para el "prota" podría haberse mostrado a los jugadores de otra forma, aportando algo más de épica al asunto. Pero bueno, esto es una apreciación personal, y no se trata de una recreación de Gladiator.

Una vez comenzada la aventura, nos encontramos con un gran mapa que iremos descubriendo poco a poco, siguiendo (y es lo más recomendable) el orden de la historia. Para ello, contamos con un esquema de jefes finales en el mismo menú del mapa, donde también aparecen todas las misiones, tanto principales como secundarias, a medida que las vamos descubriendo. Estos jefes finales serán los auténticos templarios, los que dominan regiones enteras de Egipto, y que utilizaran cuanto esté en su mano para mantener el poder. Cada jefe templario tiene un apodo característico, con el que se les nombra de manera casi mística en los diálogos, como por ejemplo, la Serpiente o el Escarabajo. Nuestro objetivo será vengarnos por la muerte de Khemu, dando caza a los templarios, y llevarlos ante el señor de la Duat (inframundo egipcio), Osiris.

El nivel de Bayek y las Misiones

Estos dos elementos van de la mano en AC Origins, pues resulta realmente complicado dedicarle tiempo a uno, sin hacerlo con el otro. En una reciente publicación de Instagram, comentaba que la historia del juego no estaba tan mal, pero que resultaba fácil perderse del argumento, y no precisamente porque uno quisiera. Es importante mantener la paciencia durante la primera mitad del juego, ya que, entre templario y templario, la cosa se mantiene un tanto repetitiva y aburrida, obligándonos también a completar misiones secundarias si queremos subir rápido de nivel. El argumento, como decía, no ayuda, y con estas misiones secundarias, que pueden llegar a hacerse un poquito más largas de lo que a uno le gustaría, se contribuye a esa sensación de no saber muy bien en qué momento del juego estamos.

Si queremos completar una misión de nivel 20, y estamos en el 17, automáticamente aparecerá un candado en esa misión (principal o secundaria), que nos "invita" a dejarla de lado, hasta que tengamos como mínimo un nivel menos del que se nos exige. Esto, cuando hay una diferencia mínima de una misión a otra, puede resultar más llevadero, pero cuando se nos obliga a subir tres o cuatro niveles, perdemos demasiado tiempo completando esos objetivos secundarios, alejándonos de la trama principal demasiado tiempo.

Algunos objetivos secundarios, pueden resultar divertidos y entretenidos, pero el mayor problema que veo, es que suponen una obligación para el jugador que quiera una experiencia más directa. Es cierto que, para ganar experiencia, también podemos recurrir a las atalayas, las tumbas, o completar los campamentos y cuarteles de enemigos. En definitiva, todo suma experiencia en Origins; asesinar a cualquier tipo de enemigo, saquear, descubrir nuevas ubicaciones, etc. Aún así, lo más rápido seguirá siendo realizar las misiones secundarias.

Puede que estas misiones secundarias lleguen a resultar un tanto repetitivas, siendo del tipo ir de "A" a "B" y, asesina a "X" persona, o bien se nos pida investigar una zona, ya sea por un robo, un crimen, etc. Lo que está claro, es que contenido sí que hay de sobra, y tratándose de un mapa tan grande como este, puede parecer hasta lógico que termine por producirse tal sensación. Sólo el hecho de explorar cada ubicación al detalle conlleva un tiempo considerable, y si además nos dedicamos a saquear y combatir los campamentos y fortificaciones enemigas, la cosa se estira mucho más, ya que el sigilo y la paciencia serán claves si no queremos acabar con una espada atravesando el torso de Bayek.

Con respecto a las misiones principales, como decía, se trata de acabar con varios "jefes finales" por así decirlo, siendo estos los auténticos cabecillas templarios. Para llegar hasta ellos, debemos ir completando otras misiones principales, en las que se nos pide recopilar cierta información, hablando con otros personajes, o incluso hacer algunos favores para ganarnos la confianza y la ayuda de ellos. Si el comienzo es lento y poco atractivo, el argumento va mejorando a medida que pasamos de (más o menos) la mitad del juego, contando con una presencia cada vez más notable de Aya, la pareja de Bayek, la cual podemos manejar de igual forma en algunos compases finales de la trama. Es un personaje "principal" que me sorprendió para bien, y que protagoniza en solitario alguna que otra batalla naval. También me gustó mucho por una escena final de la que no os haré spoiler, en la que vuelve a dejarse ver junto a Bayek, y que representa de alguna manera, parte del sacrificio que nuestro prota debe afrontar para convertirse en un "Assassin".

Hablando de batallas navales, no esperéis demasiadas a lo largo de la historia. Lo poquito que se dejan ver estos conflictos en mar abierto, quedan como algo más puramente anecdotico, y contando únicamente con la presencia de Aya. No son excesivamente exigentes, y si sabemos como aprovechar el sistema que ofrece el título para defendernos de los enemigos, puede resultar sumamente sencillo.

Otra de las cosas que me han encantado del juego, y que tiene que ver al fin y al cabo, con lo que se le exigía, es la mística que esconde esta cultura egipcia, regalándonos momentos épicos para el recuerdo, como el famoso encuentro con la serpiente gigante, del que muchos dudaban en su lanzamiento de si se dejaría ver a lo largo de la trama, o de si tendríamos que esperar a algún tipo de expansión mediante DLC´s. La serpiente está, y, aunque no recuerdo luchar contra algún otro ser mitológico, sí que ha vuelto a escena el fruto del Edén, que aunque solo se deja ver al final del juego, lo hace por todo lo alto. Oiremos hablar de el, pero por muy breve que sea su aparición, me ha gustado bastante contar con la puesta en escena (una vez más en la saga) de este elemento.

Las pirámides también son parte del atractivo místico de este juego, y resulta inevitable explorarlas una vez que descubrimos la región de Giza. No son las únicas que nos encontraremos, pero son las más icónicas, eso está claro, y en una de ellas daremos con algún que otro rompecabezas, de una exigencia bastante pobre por desgracia. Esperaba las típicas trampas de película o algún sistema de túneles más complejo, pero es mucho más sencillo que eso. Al final, solo se trata de "colocar este objeto aquí" para "elevar eso otro de allí", y de interactuar por supuesto con esa especie de tablillas antiguas que hay en las tumbas, y que serán el punto y final de nuestro paseo a oscuras por las pirámides. De todas formas, sobra decir que esta visita es más que obligada, y después de todo, no nos robará mucho tiempo.

Luchando en la Arena

Ha sido para mi la gran sorpresa de este Assassins Creed, aún sabiendo desde su lanzamiento que estaría presente en el juego. La arena es el lugar donde podemos enfrentarnos a todo tipo de enemigos, rodeados de trampas y animales salvajes, al más puro estilo de la peli a la que hacía referencia más arriba, en el tercer párrafo del artículo (Gladiator, por si no lo recuerdas). El sistema de combate y sus controles, de los que hablaré más adelante, eran elementos que se había renovado para esta entrega, y debo admitir que no me convencía en un principio. Pero a medida que he ido avanzando con el argumento principal, y culminando con estos enfrentamientos en la arena, tengo que decir que los señores de Ubisoft me han hecho cambiar de opinión.


La primera región donde tomamos contacto con estos eventos, es en Krokodilopolis, que cuenta con un recinto más pequeño y por lo tanto, con menos presencia de público. También cuenta con enemigos de todo tipo y, a medida que avancemos, la dificultad también irá en aumento, incluyendo esas trampas de clavos a nuestro alrededor. La segunda y más espectacular, se halla en Cirene, una ciudad que poco tiene que ver con el resto, debido a la total presencia de la cultura griega en esta región. Aquí se encuentra la arena del coliseo, donde los desafíos ven incrementada su dificultad con respecto a la arena de Krokodilopolis, ya que los luchadores serán más fuertes (mayor nivel) y cada reto contará con un "jefe final", que será el gladiador a derrotar. Estos serán mucho más fuertes, por lo que van a exigirnos bastante paciencia, aunque sabiendo esquivar sus ataques y arremetiendo en el momento adecuado, no debería suponer mayor problema.

Iremos de menos a más, y esto quiere decir que se irán introduciendo nuevas oleadas de enemigos, animales incluidos, pero algo muy llamativo, es también el propio escenario. La decoración de este va cambiando en cada combate, más allá de las trampas que hay en el, contribuyendo a una estética más atractiva e inmersiva para estos eventos. Con todo ello, el sistema de combate, y la elección final de acabar o no con nuestro gran adversario, hacen de la arena una experiencia divertida y que, gracias al sistema de combate y progresión, nos regala momentos realmente épicos.


SISTEMA DE COMBATE Y PROGRESIÓN

Un elemento diferenciador de este juego, es su sistema de combate, que más allá de incluir nuevas mecánicas, opta por cambiar su esquema de controles, haciendo de este un reto de adaptación en sus primeras horas. En Origins, los botones de ataque los encontramos en R1 y R2 (en PS4), siendo L2 una ubicación más familiar a la hora de desenfundar el arco. Esto requiere un tiempo de adaptación, por mínimo que sea, ya que en mi caso, tendía de vez en cuando, a emplear automáticamente el manejo de anteriores entregas. En un principio, veía esto como algo negativo, y aunque me adapté sin mayor problema, seguía añorando la jugabilidad de otros títulos de la saga. Por suerte, a medida que avanzaba acumulando horas y horas de juego, fui cambiando de opinión, y es sobre todo en el tramo final del juego, donde más disfrutaba con esta nueva configuración de controles.

A la hora de atacar con las armas cuerpo a cuerpo, podemos encadenar ataques con R1, o bien asestar uno o dos golpes seguidos de mayor potencia con R2, que servirán para desestabilizar a los oponentes y librar sus escudos. Donde más disfruté de este sistema, además de la recta final de la historia, fue en la arena, luchando constantemente contra rivales de nivel, y fue ahí donde acabó por convencerme del todo.

 

Pero el combate, y la jugabilidad en general de este Assassins Creed, no sería lo mismo sin su árbol de habilidades, un elemento RPG que contribuye a mejorar la aventura de Bayek, y que recuerda a otros juegos como Horizon Zero Dawn, que cada vez tienden más a decantarse por esta opción a la hora de enriquecer y facilitarnos la experiencia. Este esquema está dividido fundamentalmente en tres partes:

-Cazador: se basa en la lucha a distancia, mejorando las aptitudes de Bayek con cada uno de los diferentes tipos de arco con los que contaremos en el juego, y aumentando también la experiencia ganada con acciones muy concretas.

-Guerrero: Orientado al combate cuerpo a cuerpo, esta sección otorga habilidades para encadenar nuevas secuencias de ataque, ayudando a eliminar oponentes a nuestro alrededor de manera más rápida y efectiva. Es desde mi punto de vista, la parte más importante y a la que he dedicado más tiempo a mejorar.

-Vidente: Tiene opciones interesantes, que pueden sacarnos de un apuro, o ayudarnos a afrontar algunas misiones, como la opción de domesticar a animales salvajes, fabricar dardos narcóticos, la creación de bombas de fuego, etc.

Como veis, estas ramas permiten a cada jugador obtener una experiencia mucho más personalizada. Cada rama, cuenta con una habilidad máxima, en la que podremos gastar, si mal no recuerdo, hasta 5 puntos más de habilidad, que en el caso de "guerrero", supondrá un 1% extra de daño a nuestros adversarios por cada punto gastado.

EL MAPA

Para que os hagáis una idea, no he podido sacar una captura del mapa al completo, y ni siquiera he dado con alguna en internet. Sobra decir que es el más grande jamás visto en un Assassins Creed (con permiso del futuro Odyssey), y eso que con Black Flag, esta gente ya hizo un trabajo importante, aportando multitud de novedades estéticas y jugables a la saga, entre las que destacaba el debut de las batallas navales. Con Origins han hecho algo parecido, volviendo a contar con un mundo abierto enorme, en el que, gracias a la potencia de la actual generación, es posible explorar todo lo que nos rodea sin ningún tipo de limitaciones, visitando cada una de las ciudades y pueblos existentes desde los primeros minutos del juego.

La que veis en la imagen, es la ciudad de Cirene, una de mis localizaciones favoritas de todo el juego. Se encuentra en la región de Cirenaica, cercana al pueblo costero de Apolonia, y tiene un aspecto muy diferente al resto debido a la cultura de griegos y romanos, mucho más predominante en esta zona. Otro lugar que me ha encantado es Alejandría, que en este caso, rezuma cultura egipcia por los cuatro costados. La verdad es que, al abrir el menú por primera vez y encontrarse con semejante escenario por descubrir, resulta abrumador y satisfactorio a partes iguales. De hecho, el tamaño es tan descomunal, que si seguimos la línea trazada por el argumento del juego, aún dejaremos zonas ocultas tras haberlo completado, las cuales recomiendo que visitéis, dado que guardan algún que otro secretillo que os puede interesar. Solo os diré que cojáis todo el sílice que os encontréis por las tumbas, y ya no doy más pistas.

Bien es cierto que a caballo, iremos más rápido, y los viajes se harán mucho más amenos. Como sucede con este tipo de videojuegos, también existe la posibilidad del "viaje rápido", que nos viene bien si queremos realizar alguna misión secundaria al otro extremo del mapa, o si simplemente queremos volver a visitar alguna región en concreto. Como podréis imaginar, el nivel de detalle es increíble, y cada ciudad o pueblo cuenta con templos egipcios gigantescos, formando parte en muchas ocasiones de la misión principal o secundaria de turno.

Si el desierto y sus dunas conforman un paisaje espectacular, los lagos, mares y pequeños oasis no se quedan para nada atrás. En AC Origins, es un gustazo admirar las puestas de sol, independientemente del lugar en el que nos encontremos, pero debo admitir que mi debilidad, han sido estas zonas bañadas por el agua, un elemento especialmente realista y bien acabado. La iluminación, la vegetación flotando en la superficie, el efecto que provocan las embarcaciones al moverse, todo ello hace que sea realmente creíble para el jugador. Incluso el fondo del mar es "visitable", ya que cuenta con algunos secretos, estructuras antiguas, y por supuesto tesoros que saquear. Con respecto a las embarcaciones, solo estarán disponibles para su uso las barcas más pequeñas, con o sin vela, y que sirven para cruzar esos lagos enormes como el que se encuentra en Faiyum, o simplemente pasearnos por mar abierto. 

Y por supuesto, no podía olvidarme de las pirámides. Más allá de las posibilidades jugables que ofrezcan en su interior, estas estructuras de proporciones épicas, quedan perfectamente integradas en el escenario, y son todo un reclamo para el modo foto. No quiero repetirme demasiado, pero es que el mapa al completo está muy muy conseguido y lleno de detalles, y con las pirámides, sucede lo mismo, tanto si decidimos adentrarnos en sus pasadizos con antorcha en mano, como si escalamos hasta su punto más alto para contemplar todo lo que nos rodea. Sin duda esta, es una visita obligatoria.

CONCLUSIÓN

Creo que ha quedado bastante clara mi experiencia con este Assassins Creed, un juego que llevaba ya mucho tiempo en la lista de espera, y que con sus luces y sombras, ha terminado pasando por mi consola. No puedo decir que este sea un título malo en líneas generales, para nada. Ofrece un montón de misiones principales y secundarias, horas y horas de juego descubriendo su extenso y detallado escenario, y un sistema de combate que, sin ser lo más espectacular que hayamos visto en un videojuego, queda muy bien integrado y ofrece unas posibilidades a la altura de lo que se espera. Lástima que a veces, el juego decida sacarnos en exceso y por mucho tiempo de la historia principal, obligándonos a ganar más experiencia para subir el nivel. Esto me provocaba por momentos (sobre todo en la primera mitad del juego) cierta sensación de hartazgo o desgana, y es algo que consigue enmendar en su tramo final, devolviendo la motivación perdida. Si eres fan de Assassins Creed, creo que Origins te va a gustar, aunque eso sí, con paciencia al empezar.






ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO