Candleman

Puede que no sea uno de los más conocidos o aclamados, pero este título plataformero y sus puzles llevaban ya demasiado tiempo en mi lista de deseados, y debo decir que ha cumplido con creces mis expectativas.


APARTADO ARTÍSTICO

Sin duda es uno de los grandes atractivos del juego, por no decir el que más. Candleman es un videojuego de puzles y plataformas, pero ante todo, es de esos que a mi me gusta catalogar como "bonitos de jugar". El título te atrapa ya desde un principio, cuando se oyen las patitas de metal del personaje chocando contra la madera, mientras damos nuestros primeros pasos en mitad de la oscuridad. He querido empezar con el apartado artístico, y no es por casualidad. 

Los efectos de sonido son realmente buenos, y hacen de Candleman una delicia para el oído. El ruido que hace la llama al encenderse, el agua, el metal, todo resalta lo suficiente y en su justa medida. A modo de ejemplo, a lo largo de la aventura, hay que ir pisando por diferentes superficies, unas rígidas y otras algo acolchadas, como algunas de las cajas que nos encontraremos al principio, tapadas por un telaje que reduce las vibraciones, y el efecto queda bien representado al caer sobre dicho material. Hay muchos detalles y efectos, aunque es mejor que los descubráis por vosotros mismos.

La banda sonora también me ha gustado mucho, dotando de personalidad al juego, como debe ser. No es solo una música de acompañamiento, si no que más bien, actúa como si se tratase de uno de los anteriores efectos que he nombrado, ayudando así al jugador a situarse durante la partida, y dependiendo de si estamos en un momento tranquilo de la aventura o, si por el contrario, nos toca sufrir un poco.

En un juego en el que la historia y su protagonista giran en torno a la luz, no podía faltar una iluminación a la altura, y lo cierto es que Spotlightor lo ha conseguido con Candleman. En muchas ocasiones, la única luz que me ha facilitado el camino ha sido la mía, es decir, la que provoco al encender mi propia vela, y los desarrolladores han conseguido crearme esa sensación de ir desorientado por momentos, sin saber donde estoy pisando, haciendo que dependa en muchas ocasiones las otras velas que vaya encendiendo por el camino. Aún así el radio es limitado, dejando un escenario bañado por la oscuridad, que asusta tanto como hipnotiza, dejando entrever en según que zonas, las luces ajenas del exterior.

Escenarios hay de todos los tipos y colores, ya sabéis, cuestión de gustos. Algunos, debo admitir que me han resultado un tanto pobres, no se si por falta de ideas, aunque la gran mayoría por contraparte, me han parecido muy bonitos y vistosos, con detalles aquí y allá que los dotan de vida y personalidad, enriqueciendo aún más estos entornos. Otro detalle que queda muy chulo que quisiera comentar, es que cada vez que encendemos la vela, esta se va consumiendo, y por lo tanto, vamos dejando un rastro de gotas de cera por el suelo. No tiene mucha importancia, pero es algo que está ahí y que tiene sentido, además, cada vez que muramos, ese rastro que habremos dejado anteriormente seguirá estando, por lo que incluso podría considerarse como un método para guiarnos, o para evitar que cometamos los mismos errores.

HISTORIA Y JUGABILIDAD

Candleman se nos presenta como una especie de cuento, narrado en momentos puntuales de la trama por una voz en off, que nos acompañará durante toda la aventura. El juego está repartido en 12 episodios, divididos a su vez en varios niveles que comparten la misma ambientación a lo largo de dicho episodio. La duración total oscila entre las 4 o 5 horas, pero si queremos completar cada nivel al máximo encendiendo todas las velas, podría estirarse hasta las 6 horas aproximadamente. Encender todas las velas de cada nivel tiene un premio, y es que, como decía antes, el juego se nos presenta como un cuento, y cada episodio y sus niveles tienen un trocito de el. Al completar un nivel con todas las velas, automáticamente se desbloqueará un nuevo fragmento de la historia.

La luz es el objetivo principal y a la vez el detonante de esta aventura, un elemento que llama la atención del protagonista desde el inicio. Para llegar a hasta ella hay que superar múltiples rompecabezas y, en algunas ocasiones, enemigos que se crucen por el camino. Generalmente, estos rompecabezas son bastante sencillos, y a pesar de que he muerto unas cuantas veces durante la aventura, el juego no me dejó estancado en ningún momento, no se trata de hacerlo extremadamente exigente. De todas formas, si que se irá poniendo cada vez más difícil, con algunos niveles realmente divertidos y trabajados, de los cuales, me gustaría destacar uno en el que tuve que lidiar con una especie de "doble pantalla" con un espejo, ya lo veréis al jugarlo, pero me pareció uno de los niveles más complejos e ingeniosos al mismo tiempo.

Una vez crucemos cada uno de los niveles de cada episodio, la ansiada luz nos estará esperando al final de estos con la melodía que nos indica el final del trayecto. El juego se toma su tiempo para irnos contando poco a poco su historia, pero como no podía ser de otra forma, es en la "traca" final (los que ya lo hayan jugado sabrán a qué me refiero) donde encuentra su punto más álgido, y que como decía anteriormente, deja respirar al jugador después de unos niveles mucho más intensos, permitiendo deleitarse con el colorido que caracteriza al título por una última vez. Es uno de los finales más bonitos que he visto en un videojuego de este tipo, no solo por como termina la trama, si no por lo bonito que luce a la vista. 

En el terreno jugable, es cierto que este videojuego muestra unas mecánicas verdaderamente simples. En este caso, lo he jugado en PC con el mando de mi Playstation 4, algo que recomiendo por comodidad, con este mando (si tenéis PS4) o con cualquier otro que sea compatible. Los botones que vamos a utilizar son los mismos, resulta infinitamente mejor utilizar la cruceta de un mando y sus otros botones, antes que tener que estar pegados al teclado. Siendo un juego tan colorido y vistoso, opté por conectar portátil al televisor mediante el cable HDMI, y el resultado, con mando incluido, no pudo ser mejor.

Pero volviendo a las mecánicas, solo contaremos con la tradicional cruceta para movernos y dos botones más, uno con el que prender la vela y otro para saltar. Puede parecer extremadamente sencillo, pero el mérito del juego no reside en sus mecánicas, si no en cómo y cuando utilizarlas. Durante el recorrido, hay velas escondidas por lugares mucho más complicados a los que llegar, y a veces hay que tirar de ingenio para llegar hasta ellas y calcular bien cuando encender la llama. Y no solo se queda ahí, Candleman emplea el uso de nuestra llama y su luz de una forma bastante lógica, provocando diferentes reacciones en el escenario que nos rodea, y dependiendo del tipo que sea. Si estáis en un nivel donde la temática principal es la vegetación, pensad con la lógica a la hora de utilizar la llama, ya que la luz es un elemento muy importante a tener en cuenta para las plantas en la vida real.

Por cierto, la vela cuenta con una duración máxima de 10 segundos, que podremos gastar de la forma que queramos durante cada nivel, pero tened presente que, cada vez que pulsamos el botón la vela va menguando, y si se consume, moriremos. Lo que también nos resta tiempo, es el simple hecho de morir, ya que por cada muerte, se nos resta un segundo, o lo que es lo mismo, perdemos un trozo de vela equivalente a un segundo.


Con Candleman ya sabía más o menos lo que me iba a encontrar, y es que desde hace ya un tiempo me han ido gustando cada vez más este tipo de propuestas plataformeras, creadas por desarrolladores humildes que buscan hacerse un hueco en el terreno de los videojuegos indie. De alguna forma, Playdead ya marcó el camino a seguir con sus geniales Limbo e Inside, que han sido dos de los grandes referentes del género en los últimos años. Y con Candleman, me he llevado otra gran experiencia.

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